jueves, 28 de septiembre de 2023

18. El desafío de Juana al rey Enrique IV (y II).

 

 

 

Juan de Luna y Mendoza había regresado de su destierro acompañado de hombres del condado de San Esteban que apoyaban a los Luna, y querían ayudar a la viuda del condestable contra el privado Juan Pacheco, al que muchos odiaban por su prepotencia y maldad. Juana tenía la energía y el valor para repelerlo si intentaba tomar alguna de sus fortalezas, y abasteció y pertrechó varias de ellas y sobre todo la de Montalbán.

Era grande, de una superficie de 16500 metros cuadrados totalmente amurallados, (1) y potente sobre un cortado al norte y al noroeste por la escarpa del río Torcón, y al este y al oeste defendida por dos torrenteras. Estaba rodeada de murallas, y la parte sur, que da a un llano, tenía un foso y un torreón semicircular almenado, saeteras, barbacana exterior y aspilleras. Para acceder al interior había dos puertas protegidas por grandes torres albarranas pentagonales.

 

 

 

Arco que une una torre albarrana y la muralla del castillo de Montalbán, Toledo, De Wikipedio-commonswiki - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=55667362

 

En ese castillo, dado el curso de los acontecimientos, Juana con la ayuda de Juan de Luna y Mendoza, y rodeada de incondicionales decidió hacerse fuerte contra las persecución de Juan Pacheco. La hueste del rey se desplazó hasta Montalbán para sitiarla, pero no era tarea fácil. Los asediados estaban muy bien defendidos en aquella fortaleza. En abril Juana hace un escrito de protesta estando cercada por el ejército del monarca, y lo envía con Joan de la Cámara, un criado, camarero y procurador de mucha confianza para que hablara con Rodrigo de Bivar, capitán de los hombres del mariscal Payo de Ribera, y transmitirle su asombro por aquel asedio, porque no sabía el motivo. Se sentía agraviada, forzada y molestada injusta e indebidamente, y quería enviar mensajeros a Enrique IV para conocer la razón de aquel acoso, y poder satisfacer sus demandas en todo lo que quisiera y ordenase si ella lo podía hacer. La respuesta fue negativa.

 

 

Comitiva de la reina Helen, Biblioteca Nacional Austriaca, https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Martinus_opifex_001

 

Decidió tomar otra iniciativa y salir del castillo para irse con su séquito a La Puebla de Montalbán. Iba montada en una mula acompañada por sus damas, doncellas, caballeros, criados, mozos de espuelas y de su cámara, cuando se encontró con caballeros que no se identificaron (amenazante conducta en aquella época) y le preguntaron que a dónde iba, a lo que ella les contestó que a La Puebla, y ellos le respondieron que “no fallecería muerta y deshonrada” si desistían y regresaban a su fortaleza de Montalbán o a otro lugar seguro. Los acompañantes de Juana le aconsejaron que se volvieran. La situación empeoró porque Enrique, probablemente aconsejado por Juan Pacheco, mandó envenenar las aguas que abastecían al castillo, y empezaron a morir los hombres. Juana experimentaba de nuevo la ofensa y el maltrato, y mandó hacer un escrito expresando su protesta y reclamando su derecho a salir de allí con sus gentes sin daño. No obtendrá satisfacción, aquella persecución estaba llegando a un nivel que requería una respuesta. (2) En un mundo de hombres violentos y codiciosos que no respetaban derechos, quiso responder en su mismo lenguaje.

 

 

La vraie ystoire dou bon roi Alixandre, 1333-c.1340, The British Library Royal MS 19 D I


Se defenderán con truenos (pieza de artillería) y bombardas (cañones de gran tamaño). “(…) perseverando en la dicha su desobediencia é rebelion, é peleando é tirando, é mandando pelear é tirar contra nos con truenos é bombardas, é con otros pertrechos contra mis gentes é capitanes é contra los que por mi mandado les iban á requerir é publicar las dichas mis cartas (…) mayormente que para la mas convencer yo fui en persona cerca del castillo de Montalban, é levantando mi pendon real por mi rey de armas é con trompetas, pública é notoria é solemnemente la requeri é llamé é fice requerir é llamar para que me acogiese é recibiese é ficiese acoger é recibir en el dicho castillo, segund que era obligado á su Rey é Señor natural, ofreciéndola para ello suficiente seguridad; é todavia perseveró en su rebelion é desobediencia, é lo que mas grave es, mandó é permitió tirar contra mi é contra el dicho mi pendon real é rey de armas é otras mis gentes que conmigo estaban con truenos é bombardas en muy grande menosprecio é ofensa mia é de mi corona é preeminencia real: de lo qual todo fué avisado é retado ante mí por el mi procurador fiscal é segund debia.” (3) Dirá más adelante en una cédula, inserta además para más ironía en la de merced de la villa de La Puebla de Montalbán al marqués de Villena.

Pero estaba encarando el poder de un rey, tendrá que rendirse y será juzgada por traición con confiscación total de bienes y condenada a pena de muerte. ¿Enrique IV de Castilla iba a llevarla al patíbulo a cortarle la cabeza como su padre hizo con su esposo? Era demasiado para aquel monarca condescendiente, además todo el entorno de Juana le presionó y solicitó su perdón, desde su consuegro el marqués de Santillana, su yerno Íñigo López de Mendoza, hasta su hermano Alfonso de Pimentel y otros familiares y amigos.

Una vez más, Juana Pimentel debía abandonar una villa y un castillo al que se sentía muy unida, recuerdo de su esposo, para que fuera a parar a manos de un personaje tan inicuo y malvado como Juan Pacheco.

El 24 de diciembre de 1461 Enrique IV donaba la villa de La Puebla de Montalbán a Juan Pacheco, marqués de Villena, que había sido confiscada con todos sus bienes a Juana Pimentel. En la cédula incluía la carta escrita días antes en la que decía que por sus muchos excesos y delitos, desobediencia y rebelión en gran deservicio de Dios y de él, le había confiscado todas sus propiedades, tomadas para su cámara y fisco (4). Le recordaba que había perdonado y desterrado del reino a Juan de Luna y Mendoza y a ella prohibido que lo admitiera en sus villas, y que ambos le habían jurado y hecho pleito homenaje de esa palabra que no habían cumplido.

 

Notas

(1)https://cultura.castillalamancha.es/patrimonio/catalogo-patrimonio-cultural/castillo-de-san-martin-de-montalban

(2) Archivo Histórico de la Nobleza, FRIAS,C.126,D.25.

(3) Memorias de don Enrique IV de Castilla, Tomo II Colección diplomática compuesta y ordenada por la RAH, doc. LXVIII, Madrid, 1835 – 1913.

(4) VV.AA. Documentos sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo, vol. 1, doc. 1569. Dirección: Ladero Quesada, Miguel A. y Olivera Serrano, César, Universidad Carlos III de Madrid, 2016.














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